Entrada destacada

¿Qué es la psicoterapia?

"Conozca todas las teorías. Domine todas las técnicas, pero al tocar un alma humana sea apenas otra alma humana" Carl Gustav ...

martes, 2 de febrero de 2016

¿Qué es la psicoterapia?

"Conozca todas las teorías. Domine todas las técnicas, pero al tocar un alma humana sea apenas otra alma humana"
Carl Gustav Jung
La psicoterapia es un método de abordaje de las dificultades y los problemas por los que pasamos las personas en determinados momentos de la vida. Utiliza conocimientos y técnicas psicológicas para ayudar a las personas a mejorar su calidad de vida, a cambiar lo que se puede cambiar y a aceptar lo que no se puede. Un sentimiento de aceptación que surge de la comprensión y la amabilidad con uno mismo.

El objetivo de la psicoterapia es que la persona que acude a consulta aumente su capacidad para resolver sus problemas y para satisfacer sus necesidades, facilitando una buena relación consigo misma, con los demás y con el entorno. Todo ello, a través de una comunicación íntima, sincera y confidencial entre el terapeuta y paciente, que será la facilitadora del cambio. La psicoterapia te permitirá ampliar tu conciencia, entender mejor lo que de verdad te está pasando, reconocer y atreverte a expresar tus necesidades y objetivos, asumir tu responsabilidad y potenciar tus propios recursos, mejorando así el bienestar y tu calidad de vida.

Son muchos y variados los problemas y dificultades que se pueden trabajar: depresión, estados de ansiedad, problemas de pareja, baja autoestima, fobias, pérdidas afectivas. Pero además, no solo es recomendable acudir a un psicoterapeuta cuando tenemos un malestar o una problemática específica, sino que también es muy recomendable para procesos de conocimiento y crecimiento personal, o cualquier tema que aborde la relación humana, la expresión de uno mismo en la vida o el sentido que se le quiere dar a ésta. Así pues, la psicoterapia está dirigida a toda persona que sienta que los acontecimientos actuales de su vida, le está desbordando o no le satisfacen lo suficiente.

Este trabajo dura un tiempo variable que dependerá de la persona, del tipo de problemática o del nivel de profundidad al que quiera llegar la persona. Aunque es recomendable que las sesiones tengan una frecuencia semanal o quincenal en la fase inicial, variará dependiendo de la situación personal de cada uno, adaptándose siempre a las características individuales de cada persona.

martes, 12 de enero de 2016

Ama


Ama, hazlo, sin remordimientos. Ama y grita al mismo tiempo, lo que sea pero ama. Ama y libérate de todos tus miedos. Pero una única cosa… tienes que amar de verdad. Si no sabes cómo hacerlo, que conocer la respuesta sea tu objetivo en esta vida.
¿Qué hay más importante que eso? ¿A caso crees que venimos a esta vida a otra cosa que no sea amar? Y vuelvo a repetir, no sólo basta con amar, se trata de amar de verdad.
Si sabes cómo, aceptas la tristeza como lo que es: bella porque llega para hablarte, llega para ayudarte. Si sabes cómo, aceptas la realidad tal y como es, corta y eterna al mismo tiempo, hermosa y dura a la misma vez.
 
¿Y qué puedes hacer tú? Amar la vida tal y como es, porque de cada tristeza, ganas dos alegrías. Porque lo uno sin lo otro no existirían, porque es imposible saber sin antes desconocer. Porque en el amor todo vale, lo bueno y lo malo, todo es. Lo amas y lo aceptas ¿qué más podrías hacer?

viernes, 9 de octubre de 2015

Sé perfecta

Ei, tú. Sí, sí, tú. Tú que estás mirando este texto de refilón como si contigo no fuera la cosa. Tú que te esfuerzas cada día por ser doña perfecta. Tú, que te has acostumbrado a tener una mente charlatana. Tú, que si te equivocas piensas que tu mundo se tambalea. Tú que te martirizas por cada error cometido. Tú, a quien le importa más la opinión de los demás que la tuya propia.

¿Realmente quieres saber lo que significa ser perfecta? Bien, sólo te lo contaré con una condición: esfuérzate día a día en serlo, tal y como te estás esforzando ahora. Pero eso sí, después de conocer el secreto, hazlo desde otra óptica, con otra mirada.

Pues allá voy: Ser perfecta es reír hasta que te duela la barriga una noche improvisada con tus amigos. Ser perfecta es aceptar tus errores y aprender de cada uno de ellos. Ser perfecta son esos saltos en la cama un domingo cualquiera. Ser perfecta es moverte como las olas del mar, sin miedo y con fuerza. Ser perfecta es comerte aquel dulce que tanto te gusta y saborearlo hasta decir ¡basta!. Ser perfecta es disfrutar de esos paseos que no llevan a ninguna parte. Ser perfecta es llorar y reír al mismo tiempo. Ser perfecta es  no pensar en nada y dejarte sentir. Ser perfecta es no tener miedo a fallar. Ser perfecta significa que tu opinión sea la más importante.

Ser perfecta es ser, sencillamente imperfecta.

Bien, y ahora que ya sabes lo que significa ser perfecta ¿te seguirás esforzando como hasta ahora?


Firmado: una chica imperfecta. 

sábado, 3 de octubre de 2015

Colaboraciones

Actualmente estoy trabajando como psicoterapeuta en Cuida't, un centro de Nutrición y Psicología ubicado en Esplugues de Llobregat. Además tengo la oportunidad de poder llevar a cabo terapias grupales, charlas y talleres. Allí pongo a disposición de mis pacientes un espacio respetuoso y protector en el que los acompaño en el proceso de cambio y crecimiento personal.
 
También colaboro como psicoterapeuta de adultos, infanto-juvenil y familiar en el centro Apren + en Vilanova i la Geltrú, donde trabajamos de manera multidisciplinar llevando a cabo una comunicación continua entre todo el equipo que nos permite ofrecer mejores soluciones ante los problemas.
 
CAPIA es un centro de Psicología y asesoramiento personal, ubicado en Barcelona, que ofrece valoración y atención psicológica, además de formación (cursos, conferencias y talleres). Tengo la gran suerte de formar parte de un equipo de profesionales expertos en Psicología con una elevada formación y con gran experiencia, ocupándome de las terapias con adultos.
 
Puedes encontrarme en Esplugues de Llobregat, Les Corts o Vilanova i la Geltrú.

jueves, 23 de abril de 2015

Dándole un giro a la leyenda de Sant Jordi: no quiero que mates dragones por mi.

No quiero que mates dragones por mi, ni zombies, ni monstruos. Quiero que me ayudes a enfrentarme a ellos aunque pueda resultar herida. 
 
No quiero que me regales una rosa cual princesa. Quiero que me ayudes a plantar un rosal y así poder disponer de una flor siempre que quiera. 
 
No quiero que me cuentes cuentos de hadas. Quiero que construyamos nuestro propio cuento, nuestra propia historia. 
 
No quiero que seas mi escudo, ni mi arma. Quiero tener mi propia lucha y ser yo la única combatiente capaz de ganar. 

 No quiero necesitarte, ni cambiarte. Quiero estar a tu lado porque junto a ti puedo ser la mejor versión de mi misma. 

No quiero amarte de una manera posesiva. Quiero amarte de una manera contemplativa, de una manera humilde. 

No quiero amarte mucho. Quiero amarte bien. 

No quiero colmar mis carencias contigo. Quiero enriquecer mi abundancia contigo. 

No quiero que me valides. Quiero que me apruebes tal y como soy. 

No quiero que me prometas nada. Quiero vivir el presente. 

No quiero que escribas una fábula. Quiero construir mi propia aventura. No habrán príncipes, ni dragones, ni tan siquiera calabazas gigantes, pero sí habrá mucho respeto, admiración, libertad y amor, mucho amor...
 

jueves, 19 de febrero de 2015

¿Tenemos que temer a la muerte?

Hace unos meses me tropecé con una persona desazonada, angustiada y aterrada, lo pude observar en su mirada y en la falta de aliento de sus palabras. A su padre le habían detectado cáncer terminal y ella había decidido no explicárselo por miedo a la reacción que él pudiera tener. No quería que sus últimos meses de vida los pasara angustiado, o eso es lo que ella creía que iba a suceder... Desde ese encuentro casual, no he dejado de darle vueltas a este asunto y ha ocasionado que me sumerja en lecturas de temática sobre la vida y la muerte, de las cuales he aprendido infinidad de cosas. 

Hoy, puedo decir, que el pavor que me transmitió aquella mujer no provenía por temor a que su padre no respondiera bien ante tal noticia. Se trataba de ella misma, de no poder aceptar que nuestra existencia deba terminar y al mismo tiempo, sin que ella fuera consciente, estaba renunciando a lo más valioso: ser compasiva, comprensiva y benevolente con su padre hasta su última exhalación. No era la primera vez que escuchaba que a algún moribundo (alguien que está cercano a la muerte) se le negaba dicha información, pero ¿quiénes somos nosotros para ocultarles algo que tiene que ver con su propia vida? ¿A caso no merecemos intentar aceptar la realidad, por muy difícil que pueda resultar? ¿A quién estamos engañando verdaderamente?Hace más de 5 años, perdí a mi segunda madre (es lo que siempre decía desde que era bien niña). Recuerdo el día que me dijeron que ella tenía cáncer, no me lo podía creer, mis ojos se inundaron de lágrimas y mis piernas se paralizaron pese a que mi único deseo era correr en dirección contraria a aquella realidad. Tan solo habían pasado unos pocos meses desde que falleciera mi abuela, también de cáncer y justamente fue mi tía quien cuidó de ella hasta su último aliento. Pero ahora llegaba su turno, un cáncer que había invadido gran parte de su cuerpo. No lo podía admitir, ¿por qué ella? ¿por qué el mundo era tan injusto?

Hoy puedo entender que aquella negación, de alguna manera era una forma de defensa, una forma normal y sana de enfrentarse a una noticia como aquella. Pero más tarde empecé a sentir rabia y empecé a culpar a Dios (en el cual había dejado de creer hacía tiempo), de todo lo que estaba sucediendo. Ver a mi madre llorar día tras día me rompía el corazón, pero lo que más rabia e impotencia me hacia sentir era observar como el cuerpo de mi tía iba menguando, sus brazos cada vez eran más delgados... señal de que algo no iba bien. Las esperanzas eran cada vez menores, así que tenía que buscar un culpable para poder quitarme un poco de peso de mi fatigosa espalda.

Al cabo de unos meses, cuando por fin acepté que ya no había vuelta atrás, que la muerte se aproximaba y tan sólo sería cuestión de meses, empecé a hacer pactos con Dios (en el cual continuaba sin creer), pero nada daba resultado. Le pedía que la dejara vivir hasta septiembre, que sería cuando naciera su primer nieto y éste, era el último deseo de mi querida tía. Cuando contemplé que aquellas promesas no servirían para nada comprendí que lo único que podía hacer era aceptar la vida tal y como se presentaba ¿qué otra alternativa tenía? y ésta aceptación, me llevó a tratar con sinceridad, cercanía y paz a mi familiar. Serena y calmada pude contemplar que realmente hace falta mucho valor para escuchar cuáles son los últimos deseos de un moribundo y conocer cuáles son sus miedos, porque de alguna manera te expones a los tuyos propios. Cuando la miraba, pensaba que ella nos estaba enseñando algo a los demás, una lección de valentía, de coraje y de aceptación, hasta convertirse en una auténtica maestra para mí y para muchos de sus seres queridos. Y nosotros, con mucho amor y comprensión le ayudamos a vivir hasta su último día, haciendo que pudiera salir de esa depresión silenciosa... dejando que sintiera aflicción, o simplemente entregándole mucho cariño. Si algo tenía claro era que ella necesitaba descansar antes de su largo viaje y éste era el único camino. 

La muerte forma parte de la vida y de hecho, es la parte más importante de nuestra existencia, puesto que moriremos tal y como hemos vivido. Pero a pesar de ello, cada día nos esforzamos por evitar aceptar esta realidad, evitando hablar del tema, eludiendo nuestros miedos o esquivando nuestras inquietudes, sin intentar buscar un significado o sentido al inevitable final. Nada está garantizado en esta vida, todos y cada uno de nosotros nos vamos a enfrentar a dificultades y ésta, es la única manera de aprender. De alguna manera, creo que la muerte nos enseña lo único verdaderamente importante: el amor ¿A caso existe algo más valioso?

Después de reflexionar, supongo que el verdadero problema de la mayoría de los habitantes de Occidente, es que no tenemos una auténtica definición de la muerte y por lo tanto, nada en lo que creer o nada en lo que reflexionar. Pero nada ni nadie nos puede librar de este enfrentamiento, nadie puede evitar que nos encaremos con la muerte, así que, ¿de qué nos sirve negarla? Intuyo que la muerte es una experiencia similar al nacimiento, puesto que cada una de ellas implican el inicio de un viaje. A pesar de que todavía no entendamos muchas cosas, eso no significa que no existan, ni mucho menos supone que tengamos que temerlas. 

Sin duda alguna y a pesar del inevitable dolor que sentí, puedo decir que aprendí de una verdadera maestra, alguien a quien no le importó abrirnos su corazón de una manera sincera en sus últimos meses de vida, alguien a quien no le importó esclarecer de qué manera le gustaría morir, alguien a quien no le importó compartir sus emociones... Y todo ello fue posible a que todos estábamos deseosos de arroparla, mostrándonos comprensivos y aceptando lo que iba a suceder. 

Atardecer en Turkana, Kenya.
En cada atardecer, en cada flor, en cada sonrisa de sus nietos... hay una ínfima parte de ella que me hace sentirla y tenerla presente día tras día. Y en estos momentos es cuando le agradezco el haber amado tan generosamente a toda su familia, el haber sido tan clara, tan transparente y el habernos dado a todos una lección de valentía. Y con esto quiero transmitir que morir no es algo que haya que temer, sino que aceptar. La muerte tan sólo es una transición que ocurre con mucho amor y no olvidemos que con amor todo es soportable...


Marta García, Psicóloga y psicoterapeuta.
 

miércoles, 31 de diciembre de 2014

Mi deseo para éste y el resto de los años.


Último día del año, un día para mirar atrás y sonreír por todo aquello que nos ha brindado este 2014, un día para fabricar cambios, transformar lamentos por celebraciones, excusas por acciones y fracasos por victorias. Sin duda, un día para vivirlo como si fuera el último, porque de hecho, todos pueden ser el último. Un día para repasar todo lo que hemos aprendido y todo lo que hemos llorado y reído.
 
He aprendido que lo verdaderamente esencial, no son las cosas que tengo alrededor, sino la personas que me acompañan en mi camino. He aprendido que lo más importante no es lo que sucede, sino mi actitud ante las cosas que suceden. He aprendido que siempre debo despedirme de las personas que amo con mis mejores palabras, pues podría ser la última vez que los veo. He aprendido que puedo llegar tan lejos como me proponga. He aprendido que yo soy la única responsable de mis actos. He aprendido que la verdadera amistad y el verdadero amor continúan creciendo a pesar de la distancia. Y he aprendido que las casualidades no existen.
 
El mayor regalo de este año ha sido poder compartir mi vida con una personita que llegó sin avisar para hacerme muy feliz. Una persona espontánea, que vive el momento, con un encanto natural fuera de serie... Una niña maravillosa. Para ella todo es interesante y excitante. Toca, mira, explora, experimenta, vuelve a tocar... y todo ello de una forma muy optimista. Ella cree que el mundo es su amigo, tiene esperanza, cree que todo es posible y que todo lo puede conseguir. Nunca se rinde y siempre, siempre está riendo. Ve humor en toda clase de cosas, ya sean reales, imaginarias o creadas por ella misma, la cuestión es sonreír. El mayor de sus encantos es su ingenuidad, esa inocencia innata que le permite vivir el ahora de una manera natural. Y esa predisposición al amor y al afecto que me hace ser todavía más humana. Un regalo eterno.
 
Para este 2015 deseo que todos podamos recuperar a aquel niño mágico que reside en cada uno de nosotros, aquel niño que cree que con ciertas palabras, gestos o comportamientos puede cambiar la realidad. Porque la realidad es que todo puede ser mejor de ahora en adelante, sin miedos que te paralicen podrás enfrentar todos tus retos, con valentía y dando lo mejor de ti. Porque cada segundo es una nueva oportunidad para demostrar tu talento y seguir explorando. Todo es posible y está ahí delante.
 
Y ese, es mi único deseo.