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¿Qué es la psicoterapia?

"Conozca todas las teorías. Domine todas las técnicas, pero al tocar un alma humana sea apenas otra alma humana" Carl Gustav ...

viernes, 27 de junio de 2014

Mente: ¿nuestra enemiga o aliada?

 
¿Seré lo suficientemente bueno/a? ¿Estará enfadado/a conmigo? ¿Llegaré a tiempo? 

¿Por qué no me contesta? ¿Aprobaré ese examen?...
 
Éstas y otras muchas preguntas son las que nos están rondando constantemente por nuestra cabezota una y otra vez... Sin descanso, nuestra mente siempre está dispuesta a condicionarnos, a meternos miedo, a preocuparnos por lo que ocurrió o lo que ocurrirá, por lo que dijo o dirá el vecino... No nos deja en paz y nosotros estamos ahí para reforzarla todavía más, hacerle caso y dejar que siga haciendo de las suyas. 
 
¿Y no os resulta un poco absurdo? Al fin y al cabo, nos pasamos la vida dándole vueltas a lo que ya ocurrió y por otro lado, preocupándonos por lo que aún no ha sucedido. Esta anticipación de acontecimientos nos genera ansiedad, angustia, miedo... lo que nos lleva a estar muy desconectados con lo que nos ocurre en el presente, con las señales que nos envía nuestro cuerpo, con lo que pasa por delante de nuestros ojos... Así que solo nos queda una opción: volvernos personas constantemente preocupadas, estresadas y miedosas. 

Por este motivo, la mente puede convertirse en nuestra peor enemiga sin apenas darnos cuenta. Por ejemplo, cuando nos sentimos tristes siempre tendemos a escuchar música melancólica, a mirar fotos pasadas, a recordar momentos que nos duelen... todo esto conlleva a que caigamos en una espiral de tristeza que nos va deprimiendo cada vez más. Nos centramos en lo que pudo ser y no fue, en lo que podría ser pero no lograré y el resultado es obvio: no lo conseguimos. También podemos tener miedo a enfrentarnos a alguien o a algo y simplemente no hacerlo por vergüenza o falta de coraje... Detrás de esta falta de actuación siempre está la misma charlatana: nuestra mente. 

Pero ¡ojo! la mente también puede ser nuestra mayor aliada y amiga, esa que nos diga que tenemos fuerzas para conseguir todo aquello que nos propongamos. La mente humana es tan poderosa que aunque todo falle, ella estará ahí para seguir dándonos ánimos, fuerzas y hacer que nunca perdamos la esperanza. Que se convierta en nuestra aliada sólo depende de nosotros. Tenemos que levantarnos cada mañana con la idea de que nos vamos a comer el mundo y de que nadie ni nada nos va a quitar esa sonrisa tan bonita que tenemos. Parece fácil, ¿verdad?
 
Es obvio que la mayoría de personas vivimos a toda prisa, pensando en lo que ya hicimos y en lo que queremos hacer en un futuro sin plantearnos que existe un presente, el que estamos viviendo, lo que estamos haciendo... Y confieso que resulta muy complicado salir de este círculo y parar esos pensamientos, incluso a veces resulta inevitable. Es en este punto donde me gustaría hablaros del mindfulness, o lo que es lo mismo: atención plena. 
¿Qué es el mindfulness y cómo puedo practicarlo?



Mindfulnes significa estar presente y consciente en un momento determinado, se trata de que cuerpo y mente se sincronicen totalmente en un instante de realidad  presente. Es una cualidad propia de todos los seres humanos y ha sido motivo de estudio principalmente en el paradigma oriental. 
 
Para mí mindfulness es el puente hacia una paz que reside más allá de actividad mental, es el puente que nos lleva a la confianza y a la bondad propias del ser profundo. Es como despertar tu esencia. Se basa en técnicas de meditación, y os preguntaréis ¿cómo puedo hacerlo? 
Una manera muy sencilla para comenzar es fijándose vivamente y plenamente en un objeto o proceso que está sucediendo en ese preciso momento (respiración, risas, sonido del agua...). En primer lugar cerraremos los ojos y tomaremos consciencia de nuestro cuerpo empezando por los dedos de los pies hasta llegar a los brazos. Nos concentraremos en el fluir de nuestra respiración y notaremos como se relaja el cuello, la cabeza, las manos... Abre los ojos: bienvenido al aquí y al ahora. No juzgaremos, ni nos plantearemos el por qué de la existencia de lo que nos está acompañando en ese momento. Simplemente deberás observarlo como si fuera lo único importante para ti. Por ejemplo, puede ser una flor: observa su forma, su textura, sus colores, su olor... sin plantearte nada más, simplemente observa y déjate sentir. 
 
Quizá estés pensando que es un poco absurdo, pero la realidad es que no. Aquí se haya la (mí) solución para ponerle barreras a nuestros pensamientos catastróficos, a nuestras preocupaciones, a nuestros miedos... De esta manera tan sólo nos centraremos en la realidad actual y la podremos disfrutar. Saborea el sol, deja que la brisa te acaricie, que los olores te impregnen, que los sonidos te hablen... Elimina tus miedos, tu angustia... y ¡dale gracias a la vida! Observa ese objeto centrándote en todo lo que actualmente puedes sentir sin querer controlarlo, sin querer cambiar nada, sólo siéntelo y observa. ¿Dónde lo sientes? ¿Cómo es esa sensación?... ¡Céntrate en el aquí y el ahora y disfruta!. 


martes, 17 de junio de 2014

Un pedacito de mí

Mi nombre es Marta, tengo 28 años y soy psicóloga y psicoterapeuta. Me encanta viajar, la naturaleza y perseguir atardeceres junto a Dana, mi fiel amiga. Me licencié en psicología en el 2001 y más tarde decidí formarme como psicoterapeuta ya que desde niña mi sueño había sido ayudar a las personas, ese, y cuidar a animales. ¿Y quién soy yo para negarle los sueños a esa niña? Algo dentro de mí me decía que no me equivocaría si decidía tomar ese camino, ¡y así fue!. Decidí realizar el Máster en Terapia Cognitivo Social que me ofreció una formación constructivista y sistémica, de la cual he aprendido infinidad de cosas, tanto personal como profesionalmente.
Defiendo una vida sencilla en la cual poder disfrutar plenamente cada día de nuestras vidas. Éste es el mayor reto de mi vida. Soy de las que opina que los pequeños gestos son los que pueden cambiar el mundo, son los que enamoran, los que sostienen todas las cosas… Los pequeños esfuerzos son los que pueden generar grandes cambios.
Desde bien pequeña, siempre he querido aprender y hacer cosas nuevas. Me encantaba sentarme en la tierra y observar a los pequeños insectos, flores o lombrices que hubiera por allí… Era como una pequeña exploradora capaz de todo con tal de averiguar más sobre aquello que me traía entre manos. Mis “experimentos” no siempre salían todo lo bien que quería pero aún y así nunca me rendía y mi afán por descubrir más siempre era mayor.  Siempre he sentido una conexión muy especial con los animales y la naturaleza… algo que me enorgullece y me llena enormemente.
Debido a una serie de circunstancias, por un tiempo me olvidé de todo aquello que era capaz, y dejé a un lado aquellas señales que me indicaban que aquello que estaba haciendo, aquella vida que estaba llevando… no era lo que más feliz me hacía.  Después de unos años de aquella etapa, han vuelto a revivir en mí aquellas sensaciones de querer conocer más, de vivir más plenamente, de ser más consciente… y todo ello necesitando cada día menos.
En este tiempo atrás siento que estoy recuperando a una parte de aquella “niña exploradora”; observo de una manera diferente, estoy aprendiendo a simplificar, a ir más despacio y a saber seleccionar lo que es más importante para mí.  ¡Y sí! He vuelto a sentarme en la tierra y no necesitar nada más que únicamente mi compañía.
Creo fielmente en el ser humano, en sus infinitas capacidades, en su imaginación, en su intuición y en sus sentimientos. A veces tan sólo se trata de voluntad para lograr cambios. Otras, de mirar hacia nosotros mismos y rescatar aquello que se nos dio pero lo tenemos olvidado, nuestra fuerza interior. Considero que tenemos la capacidad de reinventarnos y aprender. Por ello, cada error nos acerca más al próximo acierto.
Mi gran afición es hacer que las personas se sientan mejor, al fin y al cabo, ayudando a los demás también te ayudas a ti mismo... Por eso, y gracias a mi formación me he lanzado a hacer lo que más me gusta: psicoterapia. “El amor es tal vez aquel delicado proceso a través del cual te acompaño al encuentro contigo mismo”.
Mi intención con este blog es compartir mis pensamientos, sentimientos, experiencias, ideas, errores, lecturas… Con la finalidad de poder acompañarte hacia el encuentro contigo mismo para una vida más plena y un corazón más firme.


Shanti Stupa, Leh, India.














jueves, 12 de junio de 2014

Estrellas de mar

Los cuentos permiten expresar un sentimiento, una forma de estar en la vida, una visión del mundo... El día que me encontré con este maravilloso cuento, sentí que reflejaba lo que yo pienso de la vida y cómo la vivo. Ahora quiero compartirlo con vosotros...
 
"Cuento de las estrellas de mar"
Había una vez un escritor que vivía a las orillas del mar en una enorme playa virgen. Tenía una casita donde pasaba temporadas escribiendo y buscando inspiración para su libro. Era un hombre inteligente, culto y con sensibilidad acerca de las cosas importantes de la vida.
 

Una mañana mientras paseaba a orillas del océano vio a lo lejos una figura que se movía de manera extraña como si estuviera bailando. Al acercarse vio que era un muchacho que se dedicaba a coger estrellas de mar de la orilla y lanzarlas otra vez al mar.
El hombre le preguntó al joven que estaba haciendo.
 
Este le contestó: “Recojo las estrellas de mar que han quedado varadas y las devuelvo al mar; la marea ha bajado demasiado y muchas morirán”.
Dijo entonces el escritor:” Pero esto que haces no tiene sentido, primero es su destino, morirán y serán alimento para otros animales y además hay miles de estrellas en esta playa, nunca tendrás tiempo de salvarlas a todas”.
El joven miró fijamente al escritor, cogió una estrella de mar de la arena, la lanzó con fuerza por encima de las olas y exclamó: “Para ésta… sí tiene sentido”.
El escritor se marchó un tanto desconcertado, no podía explicarse una conducta así.
Esa tarde no tuvo inspiración para escribir y en la noche no durmió bien, soñaba con el joven y las estrellas de mar por encima de las olas.
A la mañana siguiente corrió a la playa, buscó al joven y le ayudó a salvar estrellas.
 
Foto: Marta García.